lunes, 17 de octubre de 2016

CASTELLÓN DE LOS MIRAVETES - GUILLIMONA

El fin de semana del 9 de octubre se realizó la ruta de la Guillimona en el noreste granadino.
 Os dejamos con las descripciones que dos de nuestros socios han escrito en facebook; además os ponemos algunas fotos y el track de la ruta.



Track Guillimona 


JOSÉ CARMELO ANGUITA

Definitivamente hemos podido comprobar la sospecha que albergábamos. Es posible poner puertas al campo. Y hectómetros de alambrada dibujando lomas pespunteadas de mástiles oxidados y alambres acerados.
La idea inicial de recorrer los pintorescos Miravetes y la Guillimona desde los Collados de la Sagra hubo de abortarse tras recorrer Fernando Cardila y Bea ambos parajes días antes. Las alambradas han proliferado como las setas en otoño lluvioso. Unas veces cercan cotos, otras ganado y, alguna cantera.
Nos encontramos en el extremo noreste de la provincia de Granada, donde agoniza el altiplano granadino.
Hemos empezado nuestro paseo en la Venta del Puerto. Ascendemos por una suerte de pista en regular estado que más adelante se va degradando poco a poco unas veces por intervención de las inclemencias meteorológicas y otras tal vez por la desidia de alguien.
Nada más empezar a caminar alguien da la voz: ¡Fósiles!. Acto seguido se aminora el paso y las cabezas van pendientes más del suelo que del horizonte. Durante un largo trayecto buscamos figuras petrificadas encontrando algunas.
Es un trayecto de lomas de insignificante altura que poco a poco se van elevando. Terreno donde pasta el cordero segureño del que Teo cifra en cien mil cabezas las que había cuando laboraba por estos lares. Se las oía lejanas pero a buen seguro regresaban todos los días viendo cómo estaba el suelo plagado de las características huellas que van dejando y el aire atufado con aroma inconfundible.
Una vez abandonado el carril toca subir por las sendas que deja el ganado al pasar una y otra vez. Se discurre siempre a media ladera por la vertiente que da hacia la sierra de Cazorla. A nuestra izquierda, por toda la divisoria, corre una alambrada de la que en algunos puntos cuelga el cartel "Finca vigilada por ultrasonidos". Ya cerca de la cumbre la calidad del alambrado baja de categoría y posiblemente de precio.
En nuestra ascensión tenemos el regalo continuo que nos brinda la visión de las sierras de Cazorla y Segura. Y el esporádico de la Sagra. Inmensa, pletórica, imponente. Siempre me ha parecido asemejar un enorme barco con quilla rompedora que avanza en el mar del altiplano. Ya desde la cumbre de la Guillimona la visión se hace perenne. Cercana a los ojos y lejana de pies.
Creo este paseo gana más enteros aún realizándolo en uno de esos días que nos regala Graná cuando amanece un día celestial y radiante tras nevada invernal.
La Guillimona... Pocos la conocen. Ahora somos unos cuantos más. No tiene el relumbrón, altura y dificultad de otras cimas pero creo que José Antonio López Salvador ha glosado y puesto con maestría esta cumbre en el lugar que se merece.
Era el noveno día del décimo mes.



JOSÉ ANTONIO LÓPEZ SALVADOR
La Guillimona es uno de los vértices principales de la gran divisoria de montañas que arranca en Castril, se extiende por Sierra Seca y se prolonga hacia levante por el Calar Blanco, las Cabras, Taibilla y Revolcadores. Curiosamente, su ladera sur drena aguas hacia los ríos Guardal y Raigadas que son afluentes del Guadiana Menor y éste a su vez del Guadalquivir. Sin embargo, la ladera que mira al norte, al atlántico, recoge aguas para alimentar al Zumeta que corre raudo a su encuentro con el Segura en las Juntas.Cuando avistamos el vértice tenemos una panorámica estupenda en todas direcciones. Al sur la Sagra y detrás Sierra Nevada; a poniente las grandes sierras de Segura, Castril y Cazorla así como Mágina; al norte el Yelmo y los calares del alto Segura y, finalmente, al este, la sierra de las Cabras y Revolcadores.
Como valor añadido diremos que
Los laricios fueron durante muchos años el principal tesoro de esta sierra del que el hombre se quiso apoderar. Así, no es frecuente encontrar ejemplares de alto porte y con la longevidad como el que hemos tenido la suerte de contemplar en esta excursión. Los árboles — pinos rodenos, laricios, robles, encinas, etc. — de la sierra eran cortados y se transportaban utilizando los ríos — Guadalquivir y Segura — hasta su destino final. En el caso concreto de la cuenca del Segura, los árboles descendían gracias al esfuerzo de los pineros — o gancheros — que los transportaban por los afluentes hasta el mismo Segura y a continuación, pasando por Yeste y el congosto del Cenajo, eran recogidos en la estación de Calasparra donde se trasladaban por vía férrea hasta Cartagena. También podemos encontrar a poco que se busque fósiles marinos, que nos hacen recordar que lo que hoy es cielo y roca, antaño eran fondos marinos.