La vida social de un club se potencia viéndose los socios, charlando; estableciendo, en suma, relaciones de amistad. Para ello, disponer de un lugar donde posibilitarlo es muy importante. Nuestro club es muy peculiar en ese sentido al vivir los socios en distintas localidades pero, al menos, los socios residentes en Laujar y alrededores sí que podrían juntarse periódicamente en la sede.
Las relaciones sociales son particularmente importantes en los deportes de la Montaña porque de dichas relaciones surgen las actividades de los socios (dos o más socios quedan para "salir de Montaña"), que debieran ser mayoría en comparación con las actividades de club (organizadas y ofertadas a todos los socios).
Tenemos una sede (no muy grande pero válida) y tenemos un socio -Miguel Ángel Martos- dispuesto a abrir la sede al menos una vez por semana. ¿Merece la pena ese esfuerzo? Si comienza abriendo, ¿se encontrará sólo sin que nadie acuda? ¿Qué se podría hacer allí: conversar, juegos de mesa, leer, poner un pequeño bar, planear actividades...?
Os invito a opinar sobre el tema. Hacer comentarios. Veamos, entre todos, a qué conclusiones llegamos.